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Vía lagrimal

Cirugía de las enfermedades de la vía lagrimal 

Una obstrucción del conducto lagrimal ocurre cuando el sistema de drenaje de lágrimas es parcial o totalmente obstruido. Las lágrimas no pueden ser drenadas normalmente, causando ojos acuosos, irritados o crónicamente infectados.

La mayoría de las lágrimas provienen de las glándulas lagrimales, situadas encima de cada ojo. Las lágrimas fluyen hacia la superficie del ojo para lubricarlo y protegerlo, y drenan a través de unos pequeños orificios (puntos lagrimales) en las esquinas de los párpados superiores e inferiores. Las lágrimas luego viajan a través de unos pequeños canales en los párpados (canalículos lagrimales) al saco lagrimal, situado donde el párpado y la nariz se unen, y continúan a través del conducto nasolagrimal para desembocar en la nariz, donde se evaporan o son reabsorbidas.

Un bebé puede nacer con una obstrucción del conducto lagrimal (dacrioestenosis congénita). Se estima que casi el 20% de los recién nacidos tienen una obstrucción del conducto lagrimal, pero la condición generalmente se resuelve por sí sola durante el primer año de vida, sin embargo, en caso de presentar infecciones de repetición y lagrimeo abundante se recomienda llevar a los pequeños a revisión desde los 6 meses de vida.

 

En los adultos, la obstrucción del conducto lagrimal puede ser el resultado de una infección en los ojos, inflamación crónica (ojo seco, alergias), uso crónico de medicamentos para el tratamiento del glaucoma, traumatismos, quimioterapia y/o radioterapia para el cáncer, una lesión o un tumor en la vía lagrimal.

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